La cultura pre-incaica de Tiwanaku

Ya visitando el norte de Chile y el norte de Argentina empezamos a oir dos conceptos que no habíamos tenido en el radar hasta ahora: Las “culturas pre-incaicas”, que son todas aquellas culturas que existieron previamente a los Incas. En algunos casos fueron coetáneos, y se adhirieron al imperio Inca pagando un tributo, y en otros casos nunca coincidieron temporalmente hablando. Y por otro lado las “Culturas Pre-colombinas”, que son todas las culturas que existieron previa la llegada de los Españoles a Sudamérica.

Recorriendo esta zona hemos visitado diferentes ruinas de pucarás y fortalezas construidas previamente a la llegada de los Incas, como el Pucará de Tílcara  o el Pucará de Quilmes, ambos en Argentina, o el Pucará de Quitor en Atacama, Chile, pero no se han estudiado tan en profundidad y es por eso que no se tiene demasiada información.

Ha sido en Tiwanaku, a escasas 3h de La Paz, en dónde más información hemos encontrado, y que nos ha hecho entender la importancia de las culturas pre-incaicas y su labor en el avance y fortaleza del imperio Inca. Y es que los Incas conquistaron todas estas culturas, las adhirieron a su territorio, y les proporcionaron vías de comercio dentro del imperio a cambio de un tributo y conocimiento. Quizás lo sorprendente de este tema es que inicialmente uno piensa que los Incas crearon todo este conocimiento, pero a medida que nos adentramos en las culturas pre-incaicas nos damos cuenta de que gran parte del conocimiento ya estaba ahí.

En concreto los Tiwanaku tenían conocimientos extensos de agricultura e hidrografía, astronomía y arquitectura, pero no ha quedado nada por escrito. Lo único que sabemos ha sido descubierto mediante investigaciones históricas y leyendas Aymara.

Los Tiwanaku aparecieron 200 años dC. Después de su expansión hubo una gran sequía que duró 40 años, y posteriormente la cultura Tiwanaku desapareció. Cien años después aparecieron los señoríos Aymara, otro grupo precolombino, alrededor del altiplano y lago tirikaka, y parece que ellos si supieron aprender e interpretar parte de lo que los Tiwanaku dejaron atrás.

Visitando las ruinas, nos contaron mucho de su cosmología:

Ellos planteaban 7 niveles de existencia:

1. El espíritu llega a la tierra en forma de cóndor

2 Al morir, el alma se transforma en pez

3. En su siguiente vida el alma se transforma en puma, León andino. Este es el nivel de las emociones

4. Posteriormente el espíritu adopta la forma de serpiente: representa conocimiento y fertilidad

5. El quinto nivel es el “hombre llama” o guanaco, el chamán, el hombre de medicina. 

6. El sexto es el “chachakumturi”- hombre/mujer cóndor para empezar el vuelo, el viaje

7. y el último nivel es el río de energía

Y en todo el recorrido se puede apreciar la dualidad hombre – mujer: 2 energías, el hombre con el condor, y la mujer con el puma.

También creían en 3 mundos, y estos tres niveles se aprecia sobre todo en su cerámica:

  • alahpacha, mundo intangible, blanco
  • acapacha, mundo tangible, color rojo
  • mancapacha, mundo interior, color negro

(*chacha significa ser)

Y con respecto a la astronomía, ellos observaban la Chacana o Cruz Andina: para ellos era un puente, una conexión con el cosmos. Representa la constelación de la cruz del sur y el agujero del centro es Tiwanaku. Los Incas también adoptaron esta cruz andina, pero para ellos el centro era Cuzco.

Tiwanaku era un centro ceremonial y astronómico. Parece que Tiwanaku significa “lugar donde está el hombre guanaku, el hombre chamán”. Los chamanes eran escogidos en base a cualidades particulares: bien porque al nacer nacían con los pies por delante, o bien por que tenían 6 dedos. Una vez elegidos, les daban forma a su cráneo, dándole forma alargada mediante vendas y tablillas (técnica que también usaban los Incas). Cuando eran mayores realizaban una operación craneal, hacían un agujero en el cráneo y colocaban una pieza de oro. Ellos creían que esta pieza de oro conectaba al chaman con las divinidades a modo de antena.

Los monolitos encontrados en el yacimiento se cree que representan a chamanes importantes o a la Pachamama, y sujetan con una mano un vaso, que representa la espiritualidad, mientras que con la otra sujetan un bastón, el poder político.

Y se realizaban ofrendas ceremoniales: los camélidos se usaban como ofrendas en los lugares ceremoniales, y ello fortalecía la alianza diplomática entre humanos y seres espirituales. En la cosmología Tiwanaku se convivía en armonía con los seres sobrenaturales, y esta convievencia se regulaba medinte la acción de las divinidades sobre la naturaleza, las rogativas humanas y las ofrendas masivas.

En este yacimiento se encuentran tres templos, a tres niveles diferentes: semisubterraneo, a nivel y superior, lo que encajaría con los 3 mundos. Todos ellos con 7 peldaños en las escaleras, representando los 7 niveles, y en todas partes la dualidad hombre-mujer y las energías. Toda su cosmología está representada aquí.

Templo superior: pirámide Akapana, con escalera a siete niveles, y en la parte superior, en el centro, el templo con la forma de la cruz andina, la chakana, cubierta de agua a modo piscina para reflejar la cruz del sur cada 3 de Mayo. En esta fecha la constelación de la cruz del sur llegaba a su zenit y se reflejaba en las aguas del templo. Para los Tiwanaku este era un lugar lleno de energía y espiritualidad, un puente que comunicaba la tierra con el cosmos. Para ellos éste era el centro del mundo.

Templo a nivel: el templo del Sol, constituido con 14 habitaciones, para 14 chamanes: 7 hombres, 7 mujeres. Esta dualidad se le denomina “Chama -Kama”, y era necesario las 2 energías para hablar con los dioses. Cada una de estas parejas de chamanes eran expertos en cada uno de los 7 niveles.

Se cree que este templo era un lugar de reunion durante solsticios y equinoccios, ya que el templo representa un gran calendario solar: el sol entraba por diferentes puertas y reflejaba en cada una de las esquinas del templo marcando el 21 junio solsticio de invierno, el 21 diciembre solsticio de verano, y los equinoccios el 21 marzo y 21 Septiembre.

La puerta del Sol es una sola piedra llena de electromagnetismo y cubierta de oro. Los expertos creen que la puerta del Sol debería estar en el centro para marcar los solsticios y equinoccios, pero no se encontró en el centro, sinó en un lateral, y es por ello que los chamanes dicen que es la puerta del tiempo y el espacio, y que además el sol abre la puerta.

Los grabados de la puerta del Sol nos dan más pautas sobre su cosmología: representa el río de energía, tiempo y espacio en movimiento (es el concepto de “Kacha kamak”: Pacha es tiempo y espacio, y  Kamak en el universo): dualidad en el tiempo 2000 años de buen tiempo, 2000 años de mal tiempo, circular y eterno.  Cada línea representada dicen los chamanes que son 500 años, por tanto desde 1992 año de Acuario, disfrutaremos 2000 años de buen tiempo. Las 3 líneas significan los 3 mundos. Los chamanes dicen que venimos de este lugar y volvemos en 7 niveles sagrados.

Templete semisubterraneo: en forma cuadrada. En sus paredes hay 147 cabezas, cada una diferente. Hay varias teorías al respecto: podrían representan a los ancestros y chamanes, o representan a las culturas del mundo, o incluso hay un par de caras que parecen aliens.


En el centro de este templo actualmente se encuentra el monolito de Kontiki. La leyenda de Kontiki dice que un hombre blanco con bigotes llegó en la época de Tiwanaku, les enseñó ingeniería hidráulica, constelaciones, agricultura, etc. y se fue pero dijo que volvería, pero nunca volvió. Es curioso que está leyenda se repite en diferentes culturas alrededor del mundo, Osiris en Egipto, Tiki con los Aztecas, etc.

Además se encontraron otros monolitos, el más importante el llamado “Estela Pachamama”, aunque también podría ser un chamán, y se encontró tumbado en el templo semisubterráneo. Además de toda la representación de los 3 niveles, los animales etc. encontramos unos círculos con bolitas en medio, que representan el tiempo dentro del tiempo, el Kacha Kamak.

Otro monilito relevante, el Monolito Ponce, hecho de piedra volcánica, con hierro y metales del centro de la tierra de los Andes. Es un monolito con energía electromagnética. Estaba recubierto de oro (se dice que el oro no interfiere con la energía electromagnética), y se cree que usaban el oro como conductor de esa energía. Las piezas circulares con forma del pez representan el despertar, y tiene de nuevo un vaso y un cetro, de nuevo un chaman (quienes también vestían de oro para las ceremonias), pero la mano del cetro está al revés, se cree que es la mano de otro, lo que representaría la unión de lo tangible y lo intangible, lo humano y lo espiritual.

Analizando la cultura Inca podemos ver similitudes con los Tiwanaku: los 3 mundos representados en vasos y urnas, los mismos colores, tres animales sagrados: serpiente, puma y condor, las dualidades etc. Por lo que se cree que los incas, a pesar de aparecer 100 años después de la desaparición de los Tiwanaku, usaron gran parte de la cultura, conocimiento y tradiciones  de los Tiwanaku. 

Otro de sus grandes misterios de este yacimiento es sus construcciones arquitectónicas y cómo consiguieron trabajar la piedra de manera tan detallada y precisa con las herramientas de la época, tallando cantos exactos y creando piezas de piedra que encajaban como un puzzle. El cómo lo hicieron aún no se ha descubierto.

La visita a Tiwanaku nos ha impactado por sus conocimientos avanzados. Nos ha sorprendido con sus leyendas (Kontiki), y la misteriosa desaparición de esta cultura tras la sequía de 40 años, también registrada en otros lugares del altiplano (lo que supuso la creación del salar de Uyuni). Pero sobre todo ha sido un avance de lo que nos encontraremos sobre la cultura incaica en Perú.

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