No le pasará inadvertido al turista espontáneo, ni al lector habitual, que Camboya es un país de lo más curioso dentro del suréste asiático. Y que a pesar de tener historias similares a sus vecinos Laos o Vietnam, su evolución ha sido completamente distinta. Ya hemos hablado sobre sus niños, sobre su evolución económica, o sobre Angkor Wat. Hablemos ahora de su pasado y de su futuro.
Primero fueron las eternas guerras entre Tailandia, Laos y Vietnam, estando Camboya en el medio como territorio de batalla, y zona de conflicto. Luego la ocupación francesa, seguida por la japonesa durante la segunda guerra mundial. Para acabar con la guerra de vietnam, que como ya vimos, afectó prácticamente todo el suréste asiático.
Las alianzas con vietnam por parte del rey Sihanouk y su destrono mientras se encontraba en Francia, hicieron florecer un gobierno en el exilio que se llamó el Khmer Rouge, el principio de todos los problemas actuales de este país. Éste movimiento, que luchaba fundamentalmente por su rey exiliado se alió con las fuerzas del Vietcong. Fue un engaño en toda regla donde soldados monárquicos luchaban por un régimen comunista, pero eso todavía no lo sabían. En 1970 Vietnam invadió la joya de la corona de CamboyaCamboya: Los tempos de Angkor Wat.
Durante ese tiempo, los Estados Unidos decidieron bomnbardear todo el área de los países que apoyaban al Vietcong, incluyendo Laos, y una gran parte del territorio de Camboya, dejando miles de muertos, tullidos y hectareas de campos con bombas sin explotar.
En 1975, el líder de una de las facciones del Khmer Rouge, conocido como Pol Pot, marcha hacia Phnom Penh. Se inicia una gran campaña para liberar Camboya de los vietnameses, y empieza el terrorífico régimen de Pol Pot. Su idea fue la de crear una sociedad completamente nueva desde cero. Mandó a la mayoría de la población de las ciudades al campo, haciéndo trabajar como esclavos a niños, adultos y ancianos hasta la muerte. Aquellos que no estuvieran dispuestos a trabajar eran ejecutados de forma inmediata.
Pol Pot se aseguró de no tener enemigos, así que también llenó sus campos de concentración de aquellas facciones del Khmer Rouge (su propio ejército!) entrenadas por los vietnameses, o los aliados del rey Sihanouk. asímismo, ejecutó a todos los miembros del gobierno anterior. El extermino acabo con las vidas de cerca de 2 millones de Camboyanos, a los que habría que sumar aquellos que murieron de hambre, malaria, dengue o disentería.
A finales de 1978, la tensión entre Vietnam y Camboya volvía a ser demasiado grande debido a rencillas por el territorio en las regiones del sur, y finalmente Vietnam invadió completamente el país, necesitando solamente dos semanas para derrocar a Pol Pot y acabar con su régimen de terror.
El resto es historia conocida. Esfuerzos de los EEUU por evitar un nuevo régimen comunista, la entrada de la ONU en juego, varios cambios de nombre del país, etc… pero en general, un pueblo muerto de hambre (literalmente), sin ningún tipo de apoyo real internacional, y que había perdido la mayor parte de su población activa, así como a todos sus ciudadanos con estudios.
Hoy, podemos ver decenas de “atracciones turísticas” sobre el régimen de Pol Pot en Phnom Penh. Desde los campos de exterminio hasta el S21, un antiguo instituto convertido en campo de concentración donde el Khmer Rouge torturaba hasta la muerte a todos aquellos que quisieran llevar la contraria. Los métodos eran bastante sádicos, y una visita a este lugar siempre deja la piel de gallina.
Pero ya han pasado más de 30 años desde entonces. ¿Qué tenemos ahora? Un país que no ha sabido avanzar. Sigue siendo una población extremadamente joven (donde el 80% de la población tiene menos de 25 años), y muy poco preparada (apenas hay universitarios). Donde la seguridad social es inexistente, y la educación es simplemente el lujo que se pueden permitir los ricos. Y donde el gobierno, a pesar de todo, está totalmente corrupto.
Los esfuerzos de las ONGs y de la ONU son grandes. Millones de dólares entran en forma de ayuda cada año, sin embargo esto no sirve de nada, y no se aprecia avance alguno. Hasta que su población no salga de su miseria por si sola, no empezarán a levantar cabeza. Cuando los padres dejen de vender a sus hijas a burdeles para sacar algo de dinero, cuando los hombres dejen de pensar que el dinero lo tienen que meter las mujeres en casa o cuando dejen de pensar que lo más sencillo para vivir es engañar al turista.
Es un país poco preparado, con miras al corto plazo, y sin mentalidad emprendedora. Podemos abrir miles de ONGs en el país que el resultado será el mismo, hasta que no les enseñemos a ser competitivos y salir de su propia corrupción y misera por si solos.