La historia dice que Diego de Huallpa, un indígena que vivía en la ciudad de Cantumarca, buscaba a una llama perdida en el monte por donde las paseaba. No tuvo tiempo para bajar y decidió pasar la noche en el cerro, y para mantenerse caliente encendió una hoguera.
Cuando se despertó al día siguiente encontró lo que años después se convertiría en la fuente de plata mayor de todo el planeta, que ayudó a crecer imperios, financiar guerras y expandir riqueza. Junto al fuego vio una pequeña veta de plata derretida, que llevó a su ciudad. Rápidamente los españoles tomaron nota e iniciaron la toma del Cerro Rico, y la construcción de la ciudad de Potosí.
En nuestra ruta por Bolivia hemos querido ver las tres grandes fases que han hecho historia, tanto para el imperio Español, como para la República Boliviana. La extracción de la plata de las minas, el proceso de purificación y separación, y finalmente la casa de la moneda de donde salían monedas en curso para casi todas las partes del mundo. La ciudad que en aquella época tuvo más de 160.000 habitantes y que era sinónimo de riqueza y esplendor, y que hoy lucha por el balance entre sostenibilidad y economía.
Hoy en día más de 18.000 mineros explotan los cientos de minas alrededor del Cerro Rico, organizados en varias cooperativas. El minero debe comprar todo su material y organizar su tiempo (trabajan tanto como quieran), y son pagados por tonelada de mineral que extraen. En función de la calidad de la plata obtenida con una muestra, son pagados inmediatamente y la plata es trasladada a uno de los centros de procesado.
El cerro lleva siendo explotado más de 500 años, y esto pasa factura. De los más de 5000 metros de altura que tenía en su descubrimiento, hoy tiene cerca de 4700. Las condiciones de trabajo son extenuantes y precarias, así como el modelo de extracción (más propio de hace 100 años que de minería actual). Por encima de eso no es raro encontrar niños trabajando o dando soporte a su familia en la mina en tareas más banales, como la separación de mineral, recogida de basura o “testigos”. Ante la pregunta de si trabajan niños, la respuesta es “en Boliva se puede trabajar desde los 10 años”.
El Cerro es hoy como un queso gruyere. Un minero puede comprar un nuevo brazo a la cooperativa, plantar una puerta y excavar tanto como su cuerpo aguante. Este modelo de extracción provocó desde el 2010 derrumbes que acabaron con la vida de decenas de mineros y esta dificultad se añade a las habituales de la minería: Silicosis y otras enfermedades pulmonares. No hay mineros que aguanten más de los 35 años sacando mineral.
Y estas son las condiciones actuales. Hace 300 años fue la sangre de indígenas esclavos la derramada para conseguir toda la plata que el Imperio Español necesitaba. Así se creó la casa de la moneda que fundía la plata y creaba monedas que luego se distribuían por todo Sudamérica y el mundo. Hoy, casi el 70% de la producción de plata de Bolivia.
Entrar en las minas es una experiencia única. Desde el equipo, hasta pasar junto a los mineros que ganan su jornal (que en función de la mina y su peligrosidad y la calidad de la plata extraida pueden ganar entre 50 y 300 Bolivianos al día). Hasta el ritual. Oscar, nuestro guía y antiguo minero nos ofreció una botella de alcohol etílico de 90 grados y nos hizo el ritual del minero. Un trago para la Pachamama, que proteje al minero. Un trago para el Tio de la mina, que ofrece un buen día de extracción, y un trago para el minero.
La claustrofobia, polvo, agua y barro crean unas condiciones de trabajo extenuantes y desgarradoras. ¿Cuánto durará la extracción de mineral del cerro? Algunos dicen que 200 años más. Otros dicen que apenas una década. Lo que está claro es que el Cerro Rico de la Villa Imperial de Potosí cambió la historia por completo.