(Nota, este es un guest post)
Como dice la web de Berlunes, dedicada a los españoles que van a la capital alemana, “ellos tienen Mallorca, nosotros tenemos Berlín”. Cada vez somos más los que elegimos esta ciudad como sitio donde vivir. Ya se nos considera el tercer grupo más numeroso de extranjeros, sólo por detrás de turcos y polacos. A pesar de que Berlín y España se encuentran en el mismo continente y a sólo unos miles de kilómetros, hay muchas diferencias culturales entre nosotros. Al principio algunas te chocan más que otras, pero la verdad es que te acabas acostumbrando, y tanto es así que puedes llegar a cambiar tus hábitos parcialmente cuando estás en Berlín y sorprenderte por cosas que antes te parecían normales en España cuando vuelves de visita.
1. Amarás el kebab sobre todas las cosas
Los kebabs, junto con el currywurst, son sin duda la comida oficial de Berlín. Los puedes encontrar en cada esquina, de hecho hay más kebabs en Berlín que en la propia Estambul, ya que se dice que se inventó en la capital alemana. Y lo mejor es que están abiertos a todas horas, y en todas partes. Aunque no sólo kebabs, China Box o sitios de pizzas son también un habitual en cualquier estación de metro. El pasillo del transbordo de Alexanderplatz es una explosión de aromas mezclados entre asiáticos, orientales y Mcdonald’s.
El brunch, comida que se hace entre el desayuno y el almuerzo, es otra cosa típica a realizar en Berlín un fin de semana. Olvídate del vermut, o de quedar con amigos un domingo por la mañana para tomar unas cañas y unas bravas, salvo que vayas a algún bar español. Puedes ir a algún sitio que dispongan de carta, en la cual hay varias propuestas de desayuno, siempre acompañadas por una cesta de pan, o bien un buffet. Prenzlauer Berg y Kreuzberg tienen algunos de los mejores locales para “brunchear”.
2. No nombrarás la cerveza en vano
Una de las cosas que más me sorprendió al llegar a Berlín fue la cerveza. De sobras es conocida la afición de los alemanes por la Bier, lo que no me esperaba es que prácticamente sólo la hubiera de medio litro y que fuera más barata que el agua. Además es legal beber por la calle, así que es habitual encontrar a gente que se juntan para beber en cualquier estación o plaza. Los Spätis, lo que sería el badulaque o los chinos en España, venden cerveza durante toda la noche, otro hecho insólito para una barcelonesa como yo. Cuando he vuelto a casa de vacaciones y me he pedido una cerveza en un bar, la caña normal me ha llegado a parecer demasiado pequeña.
3. Santificarás las fiestas
Si hay algo por lo que son famosos los berlineses es la fiesta. Clubs como Berghain, Trésor o Watergate son el paraíso para los amantes de la música electrónica. Siempre había pensado que en España era donde la fiesta duraba más en Europa, hasta que llegué a Berlín. Sitios como el mencionado Berghain o el ya desaparecido Kater Holzig se mantienen abiertos durante todo el fin de semana. Si vas a salir por la parte oriental o por Kreuzberg, una ventaja es que no tendrás que arreglarte demasiado, es más, puede ser que no te dejen entrar a alguna discoteca por ir demasiado arreglado. También puede ser que no te dejen si creen que eres turista, dentro de la tendencia actual de ser cada vez más estrictos en su política de entrada. ¿Lo ideal? Ir en grupos pequeños y estar callado lo máximo posible.
Los alemanes además son también muy aficionados a las fiestas en casa, las llamadas WG-Parties. Nada que ver con las fiestas que celebramos en casa de algún amigo en España, que somos máximo 20, todos en el comedor, bebiendo y hablando. Aquí se celebran por todo lo alto en casa de alguien que sea un amigo de un amigo de un amigo, con dj, y gente desconocida repartida por todas las habitaciones. Aunque es difícil asistir a alguna si no tienes contacto con alemanes.
4. Honrarás a WG-Gesucht y a “Españoles en Berlín”
Una de las cosas más difíciles de vivir en Berlín es encontrar piso. Según en qué época del año vengas, puedes llegar a mandar unos 20 emails diarios, pasar por interminables castings y renunciar a todas tus aspiraciones de vivir en algún sitio del centro, antes de encontrar una habitación o un piso. La web de WG-Gesucht es la página favorita. En el momento de máxima desesperación es posible que no te despegues de la pantalla del ordenador y la actualices cada 5 minutos por si llega alguna oferta nueva. En el grupo de Facebook de “Españoles en Berlín” van apareciendo peticiones y ofertas de pisos, junto con cualquier otra cosa que puedas necesitar: muebles, médicos, libros, gente con quien quedar, etc.
5. No tirarás las botellas vacías
El Pfand era una palabra completamente desconocida al llegar a Berlín, pero que hoy en día forma parte de nuestro vocabulario, y ni siquiera nos hemos molestado en traducirla. Cada vez que compras alguna bebida en botella de plástico o cristal, te cobran una parte del precio, que te devuelven una vez llevas la botella vacía al establecimiento. Es muy habitual irlas almacenando en casa durante días e incluso semanas, para luego llevar el cargamento de botellas vacías al supermercado. No lo descubrí hasta un par de meses después de vivir aquí. La de botellas con Pfand que llegué a tirar…
6. No perderás la paciencia con los camareros
Mención aparte merece el servicio en la mayoría de los restaurantes que sólo responde a un adjetivo: malo. Van lentos, nunca sonríen y parece que sirvan a regañadientes, y lo peor es que después piden propina. No, no la piden, la exigen. La mayoría de españoles a los que he conocido no acostumbramos a dejar prácticamente nada de propina, aunque los camareros han desarrollado otra técnica, y es que si algo cuesta 5,20€, y tu dejas 6€, seguramente no hagan el amago de devolverte el cambio. ¿La solución? Quédate esperando hasta que te lo devuelvan y dejar entonces lo que consideres
7. No te olvidarás del Club Mate
Los alemanes adoran las bebidas con gas, ya sea el agua, hay que pedirla extra sin burbujas si la quieres natural, el Apfelschorle, zumo de manzana, o bien el té, el conocidísimo Club Mate. Se puede encontrar en cada casa, oficina y club de Berlín, de hecho, en el sector de start-ups, muy creciente en la capital alemana, es muy frecuente encontrar que en las ofertas de trabajo te aseguran una “Club Mate flatrate”, algo así como tarifa plana de esta bebida. Beber un par de sorbos y añadirle vodka es una práctica común en cualquier club que se precie.
8. No pronunciarás el alemán incorrectamente
Es cierto que prácticamente no hace falta hablar alemán para vivir en Berlín. Conozco a mucha gente que lleva aquí un par de años y todo su conocimiento se reduce a pedir una cerveza o dar las gracias. Pero también son muchos los que sí lo hablan, o almenos lo intentan. Es muy típico pedir algo en alemán en un restaurante, que la camarera te conteste en inglés, pero tú le sigas hablando en alemán en lo que acaba siendo una especie de diálogo de besugos. Es más, si la palabra no está perfectamente pronunciada es muy probable que ni la entiendan.
Una de las principales quejas de los berlineses hacia los españoles es que somos muy ruidosos. En cualquier sitios se nos ve, mejor dicho se nos escucha a la legua. En más de una ocasión nos han amonestado por hablar demasiado alto. Con esto sí que es difícil adaptarse.
9. No dejarás de relacionarte con españoles ni evitarás a los alemanes
A pesar de que al llegar a la ciudad, todos nos hagamos el propósito de intentar mezclarnos con los berlineses, lo cierto es que acabamos juntándonos con españoles sin remedio. Hay varios sitios en los que es frecuente encontrar españoles, y nuestra proliferación por la ciudad ha propiciado la apertura de locales para nosotros como la Librería-Cafetería Bartleby, el Bar Raval o el Restaurante Feliu, donde se puede degustar comida de la tierra y leer libros en castellano. Aunque con el tiempo irás añadiendo gente de otros países a tu grupo, gente que conozcas en el trabajo o de fiesta, por lo que estarás siempre rodeado de todos los idiomas posibles, ya que Berlín es uno de los destinos favoritos de los jóvenes inmigrantes europeos.
10. Codiciarás los bienes ajenos
Que no se entienda mal, me refiero a los objetos de segunda mano. Berlín está lleno de mercadillos de objetos usados. El más famoso es el de Mauerpark, un equivalente al Rastro de Madrid o Els Encants de Barcelona, que abre los domingos. Pero el resto de días de la semana proliferan por todas partes de la ciudad, siendo el mercadillo turco de Maybachufer de martes y viernes en Kreuzberg, uno de los más populares. Es habitual ir allí a encontrar algún chollo en muebles, ropas o libros y también bicicletas usadas de origen incierto.