Ya han pasado casi dos meses y medio desde que empezamos la cuarentena en Peru, y dos meses desde que volvimos a casa en Barcelona. En unos pocos días empezará Junio. Hemos podido cambiar los días de lluvia y frío por un agradable calor que nos permite disfrutar de la terraza y hacer nuestra vida en familia bajo el sol.
Ahora mismo deberíamos estar buceando en Galápagos después de haber subido por toda la panamericana por la costa de Perú y haber dedicado unas semanas a practicar surf. Llevábamos 7 meses de trayecto huyendo del invierno y con la esperanza de bajar del altiplano y dejar por fin el mal de altura y disfrutar de un clima semi tropical. Abandonar nuestra ropa de abrigo e iniciar la etapa de viaje en chanclas. Pero la vida tiene esa costumbre de querer sorpenderte continuamente y cambiar tus planes.
Han sido un poco más de 18.000 kilómetros (la parte más extensa) y siete meses de viaje. Hemos cogido coches, autobuses, barcos de todos los tipos, aviones y por supuesto a Josefina. Hemos caminado por algunos de los parajes más bellos del mundo, nos hemos maravillado con su cultura y su gente, y hemos comido hasta la saciedad lo que cada país nos ofrecía. Hemos llevado una vida nómada donde cada día era incierto. Aunque llevabamos una hoja de ruta base, planificabamos solo unos días en adelante, y usábamos nuestro tiempo lo mejor que podíamos para descubrir en familia y para descubrirnos como familia.
Cuando llegamos a casa, la pandemia ya se había extendido por todo el mundo y solo existía cuarentena, algunas familias se quejaban sobre la imposibilidad de la conciliación familiar con el trabajo en remoto, o de lo difícil que era tener a los niños todo el día en casa. Nosotros llevábamos 7 meses de “homeschooling” (o worldschooling en realidad!) y de disfrutar cada segundo que pasábamos con Mara y Susana. Volver a casa no ha supuesto un cambio en nuestras vidas. Al contrario. Ahora aplicamos las vivencias y aprendizajes que hemos acumulado a lo largo de estos meses.
Hemos aprendido a viajar en familia, y a viajar con niñas pequeñas. Hemos aprendido cosas que funcionan y cosas que no funcionan tan bien, y hemos descubierto cosas de ellas que no conocíamos. Al final, hemos crecido con ellas. Hemos creado una forma de vida que no se queda en estos siete meses, sino que quedará para siempre.
De la ruta que teníamos planificada inicialmente nos ha quedado pendiente la mitad de Perú, Ecuador, Colombia y Costa Rica. En el momento en que empezó la cuarentena es cuando se iniciaba el curso escolar en la mayoría de países de latinoamérica, por lo que no pudimos avanzar en nuestro proyecto educativo y social, y nos han quedado por hacer una gran cantidad de actividades que imaginábamos, desde ver desovar a las tortugas hasta participar en un festival musical, pasando por mejorar las habilidades de surf, y hasta saltar por tirolinas enormes atravesando la jungla.
Pero Sudamérica, el mundo, seguirá ahí. En cuanto el mundo nos deje, volveremos a viajar.
Hace años, cuando nació Mara, nos propusimos el reto 5-5: nos comprometimos a que cuando cumpliera 5 años hubiera visitado 5 continentes. Este era un reto más egoísta que otra cosa, pero ha resultado ser igualmente productivo para ellas. Hasta ahora Mara ha visitado: Europa, Sudamérica, África y Asia (si hacemos trampas podemos considerar oriente próximo como continente y lo habríamos conseguido!). Con 5 años tiene más millas de las que podríamos haber soñado con 25.
En el avión de vuelta, alguien le preguntaba en qué países había estado, y intentamos enumerarlos todos: España, Francia, Italia, Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, Bolivia, Perú, Vietnam, Indonesia, Israel, Emiratos Árabes, Marruecos y Taiwan. Y 3 pasaportes. Susana va un poco por detrás por el hecho de haber nacido dos años más tarde, pero poco a poco le va alcanzando.
Viajar es un modo de vida. Educar viajando es un modo de entender la paternidad. Estos siete meses (y su continuación en casa) nos están permitiendo sentar esas bases, así como disfrutar todo lo que podemos de tiempo juntos. No sabemos qué nos deparará el futuro. Quizás ir a la oficina cada día, quizás estar en remoto al 100%, pero lo que está claro es que no dejaremos de viajar!