Nuestra siguiente parada fue en El Bolsón, un pueblo que nos recomendó una amiga hace tiempo, encajonado en las montañas andinas en un valle de origen glaciario en plena Patagonia.
Es un pueblo famoso por su naturaleza, sus huertas con arboles frutales organizadas en chacras (granja minifundista), comida orgánica, estilo de vida hippy, mucha artesanía local y actualmente por las posibilidades de esquiar en sus montañas. El interés por el cuidado de su medio ambiente y la preservación de los recursos naturales le llevó a ser declarado en 1982 “Municipio Ecológico”.
La belleza de este lugar atrajo en 1969 a un grupo de unos 20 de Buenos Aires que buscaban un estilo de vida diferente. Huían de un sistema económico que no daba para más. La idea original era la convivencia conjunta, el amor por la naturaleza, la comunidad de intereses y volver a la tierra, el autoabastecimiento y la paz interior.
Deseaban cultivar y vivir de lo que les diera la tierra. Cambiaron sus formas de vida definiendo espacios de vida comunitaria y de intimidad, incorporaron mística y oración en determinados momentos del día, definieron la educación de sus hijos en comunidad mediante juegos, música y el amor por la naturaleza,y aprendieron a cultivar los huertos y a criar animales de corral, caballos y vacas. La siembra y la cosecha se convirtieron en un acto culturan en donde toda la comunidad participaba. Desafortunadamente el clima tan frio y lluvioso del invierno en El Bolsón no les permitía quedarse todo el tiempo, por lo que iban en verano y en invierno volvían a Buenos Aires.
Esta tendencia hippy trajo cambios entre la población de El Bolsón. Como comentan los locales, los paisanos (los primeros pobladores) se “ajiparon” y los hippies se “apaisanaron”. Parece que era común ver a gaucho con collares coloridos y pelo muy largo, y de la misma manera ver a un hippie on un poncho de gaucho, botas de campo y sombrero. Aunque en general parece que los hippies nunca fueron muy bien vistos, como menciona un cartel que vimos al dejar atrás la ciudad: “hippies del Bolsón fuera”.
Durante nuestra estancia nos alojamos en una cabaña estilo “domo”(*), fuimos hasta el mirador del rio Azul, caminamos por los senderos en busca de la roca del Indio, visitamos una chacra, comimos alguna comida vegetariana, y tanto Sergio como yo practicamos mucho Yoga.
El Bolsón ha sido una pausa en el camino que nos ha permitido ganar fuerzas y prepararnos para el cruce de la Patagonia por la carretera 40.
(*) Nota sobre los Domos: “El Domo Geodésico es una estructura, como una metáfora, que nos trae una enseñanza viva, de que todos somos parte de una misma Red de Consciencia, ínterconectados por filamentos invisibles, nos sostenemos y afectamos mutuamente.
Sus proporciones armoniosas nos hacen sentir contenidos y a la vez nos expandimos percibiendo una libertad espacial infinita.
Punto de referencia de Luz, Sonido, Geometría que codifican al plano material despertando mentes adormecidas e iluminando acciones comunes para que la Vida Toda se vea como Sagrada.”