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Shanghai es un mundo aparte. Es una cuidad inmensa, moderna, cosmopolita, desarrollada, con los inconvenientes también de una gran cuidad: el tráfico y la polución. Una neblina recorre la micro-atmósfera de esta cuidad de más de 22 millones de habitantes, presentando una vista fantasmagórica de sus rascacielos en la famosa zona de Pudong.
Por su localización en la costa este de China, en la desembocadura del rio Yangtze, y su situación propicia del puerto, fue considerada como “Zona Especial” después de la guerra del Opio, convirtiéndose en uno de los pocos puertos desde los que se podían exportar mercaderías, junto con Beijing, Hong Kong y Macau, creando así ciudades comerciales nexos entre oriente y occidente, y centros económicos para multinacionales, donde las normas comunistas se aplican de forma más laxa.
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Y es que cuando uno llega a Shanghai se pregunta: aquí dónde se aplica el comunismo? una ciudad dominada por los centros comerciales, las tiendas, las compras, todo el mundo viste a la moda… debe ser un comunismo consumista moderno!
Pero no toda la ciudad son centros comerciales. En apenas 3 paradas de metro nos adentramos en el barrio francés (la parte de la ciudad de concesión francesa), dominado por casitas, tiendecitas de estilo más tradicional, alguna panadería, y varios parques, que le da cierto encanto. Muchos expats viven en esta zona de la ciudad, relativamente más tranquila y con todas las comodidades occidentales necesarias.
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Y por supuesto, la cuidad no olvida su cultura y tradiciones: varios templos adornan la ciudad con sus construcciones tradicionales (que no antiguas) y sus tejados dorados. Y por todas partes se pueden ver tiendecitas y puestos de comida chinas. Incluso todavía mantienen algunas de sus tradiciones más ancestrales, como planificar la unión de sus hijos mediante la interferencia materna y/o paterna: en la llamada People’s Square madres y padres se juntan los domingos, curriculum completo de sus hijos en mano (incluyendo trabajo actual, propiedades y salario!), para encontrarles pareja. La pregunta es si los hijos aceptarán dichas condiciones…
Sin duda Shanghai es una mezcla interesante entre oriente y occidente.