La experiencia de los cenotes

Una de las experiencias más únicas y espectaculares que un buceador puede hacer, es bucear en los cenotes en Mexico. Los cenotes son cuevas inundadas de agua, generalmente de ríos subterráneos o bien de filtraciones de lluvia aunque en ocasiones de agua salada proveniente del mar, donde algunas partes de la piedra caliza se han derrumbado. Esto da lugar a increíbles formaciones ideales para el buceo, donde se pueden presenciar escenas totalmente irreales.

Durante nuestro viaje por México, pudimos bucear unos cuantos de estos espectaculares cenotes. En algunos se puede nadar o hacer snorkel, y en otros se puede llegar a bucear. Sin embargo para penetrar en profundidad en el sistema de túneles es imprescindible entrenamiento especial de buceo en cuevas, ya que puede ser peligroso.

Chaak Mol Cenote

Este cenote es espectacular por dos cosas: Su enormidad, con varias entradas, y sus juegos de luz. Por los lugares más insospechados se llega a colar un poquito de luz haciendo juegos de luz y color que te dejan boquiabierto. Pero lo más espectacular es la haloclina. A partir de cierta profundidad, el agua dulce (arriba) y salada (abajo) convergen, pero no se mezclan. Esto provoca que desde dentro del agua parezca estar mirando un río. Si “perturbamos” la mezcla de aguas, todo a nuestro alrededor se empezará a ver borroso y la visibilidad será nula. Toda una experiencia.

Gran Cenote

El Gran cenote tiene unas de las formaciones de estalactitas y estalagmitas submarinas más espectaculares. Las formaciones, casi intactas permiten “volar” por dentro de la cueva y perderse entre los muchos túneles inundados por agua transparente.

Angelita Cenote

Sin duda el cenote más espectacular para mi. La inmersión es relativamente básica, pero tiene un elemento muy especial. A unos 30 metros de profundidad se encuentra depositada una capa de azufre causada por la descomposición de toda la materia orgánica que ha ido cayendo en la chimenea. Debido a la densidad y su composición, esta capa se mantiene siempre a una altura similar dividiendo la inmersión en dos: La parte de arriba, y la de abajo.

Mientras descendemos, no es más que una chimenea muy profunda donde lo único que se ve en el medio es una rama de árbol asomando hacia arriba. Una vez llegamos a la línea de azufre y empezamos a bajar, la visibilidad es nula durante unos 2 o 3 metros y entonces llegamos a una zona de oscuridad absoluta. La poca luz que penetra tiene un tono verde – alien que da la sensación de haber pasado a otro mundo. Y no es para menos: Lo que tenemos debajo es un buen montón de ramas y árboles muertos cuyas ramas intentan escapar hacia arriba, bañadas por una luz totalmente extraterrestre.

 

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