Todos los años por estas fechas, casi todo el mundo empieza a mirar hacia atrás y a plantearse sus propósitos para el año nuevo. Este tipo de vaguedades que representan a nuestro “futuro yo” y que olvidamos a mitad de febrero.
Suelen ser cosas como, ir al gimnasio, dejar de fumar, estar mas con la familia, cambiar de trabajo (o conseguir uno), etc. Podríamos decir que al final, la mayoría de la población escoge objetivos similares, y también, que la mayoría no los cumple. ¿Por qué puede ser esto?
Podemos resumirlo en los siguientes puntos:
- Crear nuestros propios objetivos, no los de otros, ni los que tocan.
- Pensar en el futuro, lo que queremos conseguir mañana y no ayer.
- Medir y controlar.
- Incentivar (nos).
- Reducir y agrupar. Mejor conseguir poco, que intentar mucho.
Uno de los principales problemas radica en que los objetivos se establecen mirando en el pasado y no en el futuro. Cosas como, hasta ahora no he hecho suficiente ejercicio, o estoy fumando demasiado. Algunos miran hacia adelante pensando “quiero estar mas sano” pero esto en realidad es un engaño y la razón por la que el propósito dura tan poco.
Otra de las razones es verdadero convencimiento y capacidad ese llevarlo a cabo. Muchas veces el objetivo es una presión social, o incluso una necesidad económica. Pero ¿De verdad el deseo viene de nosotros mismos? Cuando alguien dice, “este año voy a viajar mas”, es algo realmente sincero? O simplemente nos estamos dejando llevar por tendencias, revistas y los objetivos de conocidos? Si alguien decide dejar de fumar, es por razones propias, o por ahorrar dinero? o por que el médico nos lo ha aconsejado? En todos estos casos la presión es exterior, y no nos la hemos impuesto nosotros mismos, por lo que si queremos llevarla a cabo con éxito tenemos que hacer como las empresas: bonificarnos.
Y es que de todas las muchas razones por las que los objetivos no se llegan a cumplir, es la falta de control e incentivos la principal razón. En primer lugar, es imprescindible saber cual es nuestra evolución: cómo de bien o mal estamos progresando. En lugar de decir “quiero viajar mas”, establezcamos un objetivo numérico, o al menos cuantificable. Una vez que podemos medirlo, podemos seguir su evolución en un bloc de notas, una hoja de Excel, una pizarra en la pared o un tatuaje en la oreja. Cualquier medio vale siempre y cuando lo veamos cada cierto tiempo y lo actualicemos.
Los objetivos que nos marquemos no tienen por qué estar grabados a fuego. Son simplemente una hoja de ruta que podemos modificar y cambiar sobre la marcha. Quizá la cantidad que nos hemos propuesto ahorrar es demasiado alta y tenemos que rebajar nuestro listón. O quizá hemos dejado de fumar antes de lo previsto y nos podemos crear un objetivo nuevo a mitad de año para seguir mejorando. Cada objetivo requerirá mas o menos atención. Podemos medir el número de veces que vamos al gimnasio al mes, y el día 1 da cada mes echar un vistazo atrás y poner solución a los problemas que hayamos visto. Podemos apuntar en un calendario los cigarrillos que fumamos cada día, y cada domingo revisar nuestra evolución semanal, viendo como cada semana vamos reduciendo, y así con cada objetivo.
Por otra parte, es importante premiarnos, o castigarnos si no cumplimos lo que nos proponemos. Si es algo suficientemente importante, como por ejemplo dejar de fumar por razones de salud, entonces regalémonos un viaje si lo conseguimos, o un capricho que llevemos tiempo queriendo tener. El incentivo no tiene que ser únicamente económico, puede ser una actividad, un hobby, etc. Este incentivo tiene que ser acorde con nuestro objetivo. Si hemos conseguido dejar de fumar, no es suficiente con comprarnos unos pantalones nuevos. Calcula el dinero que te vas a ahorrar en los próximos seis meses, por ejemplo, y usalo para celebrarlo por todo lo alto! (salvo que esos pantalones nuevos sean especialmente caros!)
Reduce objetivos y júntalos: tenemos la tendencia de establecernos metas muy altas. Sobrevalorarnos y cuando fallamos olvidar esto, de forma que caemos en la negatividad de “no puedo cumplir nada de lo que me propongo”. Reduzcamos nuestros propósitos a solamente dos o tres, de forma gradual y que resulte factible. Si conseguimos nuestro objetivo nos sentiremos genial con nosotros mismos, y tendremos fuerza para acometer un nuevo proyecto. Nadie dijo que no podamos crear nuevos objetivos en agosto!
Otra opción es juntar objetivos. Puede que queramos llevar un estilo de vida mas sano, y a la vez ahorrar mas dinero a final de mes. Si podemos ir en bicicleta al trabajo, trabajaremos los dos objetivos simultáneamente.
La mayoría de objetivos se pueden combinar y nos dará la sensación de aprovechar mejor nuestro tiempo.
Aquí van algunos ejemplos de propósitos de año nuevo tradicionales que mucha gente establece, ligeramente modificados, a modo de ejemplo:
– Este año quiero dejar de fumar.
Cambiarlo a: De aquí a los próximos seis meses, fumare cinco cigarrillos menos cada semana hasta que fume como máximo dos cigarrillos al día. Los últimos seis meses trabajare para no fumar ningún cigarrillo al día, y eliminar el tabaco también los fines de semana. Cada semana que fume menos que la anterior me regalare una buena botella de vino. Si fumo mas, haré 200 abdominales.
Colocare un calendario en la cocina donde apuntare los cigarrillos que fume cada día, y en el desayuno de los domingos haré la suma y evaluare mi evolución.
– Me apuntaré al gimnasio
Cambiarlo a: Quiero llevar una vida mas sana y hacer ejercicio. Para ello iré entre dos y tres días a la semana al gimnasio. Si una semana no lo cumplo, recuperaré a la siguiente, saliendo con la bici o corriendo 10 kilómetros. Cada día uno de mes sumare las veces que he ido al gimnasio y he salido a correr o en bicicleta, si he llegado al mínimo, me regalare un lechazo en mi restaurante favorito. Si no lo he conseguido, no beberé cerveza en toda una semana.
– especial para estudiantes: Este año empezare a estudiar antes de los exámenes.
Cambiarlo a: Evitare que me pille el toro y empezaré a estudiar desde el principio. Para ello empezare a estudiar desde que tenga material, al menos dos horas a la semana por asignatura, y cada semana aumentando dos horas mas. Si consigo hacerlo, podré salir viernes y sábado. Por cada dos horas de menos que estudie dejare de salir un día.
Estos ejemplos son simplemente eso, ejemplos, y para cada persona funcionaran unas cosas u otras. Depende también del estado en el que empecemos. No es lo mismo dejar de fumar si fumamos cuatro cigarrillos diarios, o dos cajetillas.
En todos los casos, es imprescindible no desmotivarse si no cumplimos con nuestro objetivo, y modificarlo si es necesario. A la hora de establecer el objetivo, tenemos que medir cosas que realmente podamos controlar directamente. Por ejemplo, no midamos nuestro peso, sino el número de veces que vamos al gimnasio, y los días que hemos picado entre horas, o hemos comido chocolate. No midamos si hemos dejado de fumar o no, sino el numero de cigarrillos menos que fumamos. No midamos si aprobamos la asignatura, sino el numero de horas que hemos estudiado (Bueno, en este caso también hay que mirar si aprobamos o no).
En conclusión, si este año os establecéis propósitos con la intención de cumplirlos, recordad: medir y premiar. ¿Cuáles son vuestros objetivos para 2012?