Aunque dificil de creer, ya hemos llegado a la recta final de nuestro tour por Australia. Victoria, y su capital Melbourne ha sido la última provincia que hemos visitado, y el lugar donde hemos vendido con mucha pena a Roxanne.
Al salir de New South Wales nos adentramos en un terreno montañoso, costas escarpadas y pueblecitos pesqueros muy bonitos. Una de las noches la pasamos en una zona de camping al lado de la playa en Seaspray, pueblo rodeado por un lado por lagos, y por el otro el mar, con su famosa “9 mile beach”, una playa de arena fina larguísima (9 millas).
Nuestra visita a esta región coincidió con Semana Santa, así que tuvimos oportunidad de ver cómo los australianos pasan sus días de vacaciones (de repente todas las barbacoas de todos los parques estaban ocupadas!).
Fuimos rodeando la costa, nos saltamos Canberra porque todo el mundo nos había dicho que no valía la pena (y menos en Semana Santa, ya que estaría vacía), condujimos a través de Melbourne, y nos adentramos en la famosa Great Ocean Road, una carretera del estilo a las Costas del Garraf, solo que 10 veces más larga (más de 200km). Las vistas desde esta carretera y sus acantilados son espectaculares, aunque más impresionante aún es la visita a “Los 12 Apostoles”, 12 pináculos formados por la erosión de los acantilados. Las playas de esta zona son igualmente famosas por sus olas, ideales para surferos de todo el mundo que vienen a disfrutar y competir a Bells Beach.
Tras la ruta por la costa, volvimos a Melbourne, donde vendimos a Roxanne el primer día (!!!), y ya sin coche hemos estado paseando por el centro, el río, sus callecitas centrales con bares y cafés, etc. Mucha gente califica a Melbourne como la Barcelona de Australia, y en un sentido muy laxo si podría tener cierto parecido por el ambiente, su multiculturalidad, los bares y cafés, y la oferta artística que la ciudad propone.
Nos quedan menos de 4 días ya, a punto de volar a Kuala Lumpur, después de haber recorrido más de 14.000Km por todo el continente Australiano.