Sulawesi es una isla particular, que con extravagante forma de “K” alberga maravillas tanto en tierra como en el mar.
Una de las tribus que habita Sulawesi son Los Toraja, famosos por sus tradiciones ancestrales. Tana Toraja (Tierra Toraja) es un mundo aparte, la forman pueblos protegidos por montañas y volcanes a su alrededor, con paisajes de terrazas de arroz posiblemente tan bonitos como los de Filipinas. Pero los Toraja no son famosos por sus paisajes, sino por sus ritos funerarios animistas fuera de lo común. Quizás lo más curioso es el trato que se les da a los muertos: sus muertos forman parte de su día a día, y se les trata como si estuvieran vivos. Es la vida después de la muerte.
Fueron perseguidos por colonos holandeses, fueron cristianizados (parcialmente), pero de algún modo han sabido protegerse de tanta incursión. Los pueblos Toraja construyen sus casas con tejados con forma de barco, dicen que para no olvidar su procedencia (llegaron a Sulawesi por mar).
Socialmente están divididos en castas, y cada casta conlleva un rango social: de cara al trato de los muertos este rango social va a significar como se llevarán a cabo los funerales de sus muertos. Indiferentemente de si es una familia con mucho o poco dinero, si una persona de una casta inferior muere, se realizará un funeral de 1 día. Si es una casta media, el funeral durará de 1 a 3 días, y se sacrificarán entre 10 y 14 bufalos. Y si es una casta superior, el funeral puede llegar a durar entre 5 y 7 días, con el sacrificio de entre 14 y 24 bufalos.
Teniendo en cuenta que un bufalo en el mercado de Bolo cuesta unos 500$, si es albino 800$, ello significa un gran coste para las castas superiores, que a veces tienen que esperar meses, y quizás algún año, para poder ahorrar y realizar el funeral y enterrar al muerto. Este coste se comparte entre toda la familia. Mucha veces este coste no puede ser afrontado al momento por la familia, así que cuando un miembro de la familia muere, lo mumifican, le dan unguentos para que la carne no se deteriore, y los guardan en cajas de madera (tipo ataud) en las mismas casas donde la familia vive. Pueden llegar a convivir con el fallecido desde meses hasta incluso años. Es por eso que las casas tienen una distribución familiar: el lado Norte es el de los vivos, y el lado Sur es el de los muertos.
Cuando por fin reunen todo el dinero necesario, realizan la ceremonia funeraria. El verano suele ser el momento ideal para estas celebraciones. Todo el pueblo participa en el funeral, incluso gente de otros pueblos y turistas. No es un ritual que “preparen” para los turistas que quieran verlo, sinó un ritual que forma parte de sus vidas de un modo muy intenso, y al que dan la bienvenida a cualquier persona que quiera presentar sus respetos al fallecido. Durante los días de celebración se ofrecen a los dioses los bufalos, y posteriormente se comen entre todos los participantes de la ceremonia. Los cuernos de los bufalos se guardan como símbolo de riqueza: posteriormente se colgarán en la entrada de la casa de la familia.
En esta ceremonia se colocan también obeliscos de piedra (estilo menhires, pero más pequeños), y estatuas típicas de esta región, en donde tallan a las personas fallecidas. Estas estatuas se suelen colocar en las tumbas, una vez realizado el ritual funerario.
Este pueblo tiene 5 maneras de enterrar a sus muertos: si muere un bebé lo entierran dentro de los arboles (tumba llamada “Baby on the Tree”), y los adultos pueden ser enterrados en tumbas en roca (pican un agujero en la roca, le ponen puerta, etc.), en un mausoleo, tumbas colgantes (cuelgan los ataudes en rocas o acantilados), y al estilo tradicional, en la tierra.A veces también les construyen una minicasita tradicional y los entierran ahi. Al enterrarlos les dejan agua, flores y algunas alhajas. Al cabo de 5 años los desentierran, limpian los huesos y los vuelven a enterrar (de ahí que las tumbas sean facilmente accesibles).
Es un culto macabro a la vez que sorprendente, a los ojos de cualquier occidental. Quizás para nosotros ha sido de los lugares que más nos ha impactado con su cultura: pocos sitios en pleno siglo XXI mantienen tradiciones tan ancestrales tan bien conservadas, y habitan casas tan tradicionales. Quizás los Toraja han sabido mezclar tradición con evolución.