Probablemente, en la mente de todo niño y niña menor de 12 años (o 18) ha estado alguna vez el sueño de vivir en una casa en un árbol. Si a eso le añadimos que haya varias casas, interconectadas con tirolinas, el sueño mejora en muchos puntos.
Esto viene a ser lo que nos ofrece Gibbon Experience, en la provincia de Bokeo en Laos. Una experiencia de ecoturismo que nos sumerge en la jungla en la búsqueda de los Gibones, un tipo de simio que parecía extinguido pero que aún sobrevive en algunas junglas de Laos y Vietnam.
El primer día por la mañana salimos de Huai Xai, el pueblo fronterizo con Tailandia. A un lado del Mekong se encuentra Chiang Kong (Tailandia), y al otro Huai Xai (Laos), donde Gibbon Experience tiene sus oficinas. Ahi cogemos un Tuk Tuk que durante dos horas nos recorre Bokeo National Park para llegar hasta el poblado, que está en plena jungla. La siguiente hora, habrá que hacerla a pie.
Una vez llegamos a nuestra primera casa en el árbol, paramos a descansar y comer, para después seguir nuestro trekking y descubrir el sistema de tirolinas. Las casas están separadas unas de otras lo suficiente para que no se vean entre ellas, y la vida en ellas sea una experiencia única.
Después de un largo día de caminar por la jungla toca descansar, así que los guías traen a la casa la cena, basada en arroz con verduras, y a dormir. ¡La primera noche en la Jungla!
Los sonidos alrededor son muy altos. Cualquier persona no acostumbrada, le costaría dormir aquí o necesitaría tapones. Sin embargo la sensación de paz es inigualable.
Al día siguiente la campana toca a las 5 de la mañana. La vida es mucho más activa en la jungla a estas horas, así que hay que levantarse pronto para buscar a los gibones. Sin desayunar y con un poco de agua en la cara para despejarse, vemos un espectacular amanecer mientras la niebla baja por el valle. Cogemos la cámara, y nos ponemos manos a la obra. Después de unos 40 minutos andando por el resbaladizo barro, conseguimos escuchar a los gibones, y cual ladrones entrando en una casa, andando muy despacio para no hacer ruido, nos acercamos hasta el árbol donde se encuentran. Por fin, conseguimos hacerles una foto.
Con la misión cumplida, volvemos a nuestro árbol a desayunar, que el hambre aprieta, y a prepararnos para continuar andando. Hoy nos dirigiremos a la parte más lejana del valle donde se encuentra la casa del árbol número 5. Una de las más grandes y bonitas. En el camino pasaremos también por las casas 3 y 7, recientemente construida y bautizada como la “casa Spa”, ya que en ella ofrecen masajes típicos laosianos.
He aquí un pequeño mapa de todo el área:
Tras unas 5 horas andando por la jungla, la vuelta se hace más sencilla. Las tirolinas ayudan bastante, ya que evitan tener que subir y bajar todo el valle, y recorren largas distancias. Al llegar podemos tomar un tentempié, y dejar la tarde para disfrutar por libre de las tirolinas. El paisaje mientras se recorren es simplemente espectacular, y no te cansas de ir simplemente de un lado a otro mientras lo disfrutas.
El tercer día nos levantamos pronto de nuevo, pero esta vez solo pudimos oir los gibbons, sin llegar a localizarlos (a pesar de su característico sonido). Cansados, volvimos al árbol y desayunamos, para hacer nuestro último trekking y volver a la civilización después de comer.
Gibbon Experience ofrece tres opciones distintas. La primera, y más habitual es la “Classical Experience”, que es lo que hicimos nosotros. Todo el trekking que quieras, avistamiento de Gibones y otros animales, y vida en la casa en el árbol. La segunda opción es la “Waterfall Experience” en la que se anda mucho más debido a que la casa con la cascada está bastante más lejos. Si eres un apasionado del trekking estás en muy buena forma, esta puede ser tu opción. Ambas dos cuestan 200€ y se puede pagar con tarjeta o paypal. La tercera opción es el “Spa Experience”, para aquellos que no quieran andar tanto y busquen una experiencia con un poco más de lujo. Su casa tendrá más calidad, el vino estará incluido, así como un masaje, y podrán buscar los gibones desde el mismo árbol con una serie de prismáticos estratégicamente colocados. El coste es de 250€ y creemos que no merece la pena.
En fin, os dejamos un vídeo de lo que fue para nosotros, y así podréis juzgar por vosotros mismos!