Una vez dejamos Shanghai, nos dirigimos hacia lo que sería nuestro hogar durante el siguiente mes y medio en la escuela shaolin. Pero de camino hicimos una pequeña parada para ver la que es considerada una de las montañas más bonitas de China: Huangshan (o algo así como “montaña amarilla”).
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Este grupo de montañas se encuentran en la provincia de Anhui, y lo habitual es llegar en tren o en avión a la zona que llaman “Huangshan”, pero que en realidad es Tunxi, la ciudad más cercana, y desde la que hay que recorrer una hora de autobús hasta Tangkou, base para todas las expediciones y ascensos a la gran montaña. Este pueblo es relativamente pequeño, pero está suficientemente poblado de hoteles y guesthouses para todos los gustos y colores, sin embargo no es necesario quedarse aquí, ya que lo ideal (aunque caro, alrededor de 80€ la noche), es dormir en el pico de la montaña, para poder disfrutar del amanecer y del anochecer por encima de las nubes. Hay que tener cuidado ya que si se busca hostales en Huangshan por internet, muchos de ellos estarán en realidad en Tunxi, desde donde se organizan tours de un día.
Huangshan no está dentro de las consideradas montañas sagradas de China, pero un dicho popular reclama que aquel que ha recorrido sus valles y precipicios no tiene que visitar ninguna más, porque todo lo demás se quedará pequeño. Y es que no es para menos, la vista que ofrece este grupo de montañas no se encuentra en muchas partes del mundo.
Huangshan ofrece muchas opciones, como para dedicar semanas, o incluso varios viajes. Hay dos vías principales de ascenso, conocidos como las escaleras del oeste y las del este. Las primeras son la ruta más escénica, de unas 7 de horas de duración y bastante difícil. Al subir, se atraviesa un mar de nubes para llegar a la zona de precipicios escarpados desde los que se ven todos los pequeños montes ascendiéndo como dedos sobre nubes de algodón. El camino del este es más directo y fácil, de unas tres horas y media, y aunque es algo menos escénico también merece la pena. Ambos caminos están perfectamente cuidados y están formados por miles de escaleras, por lo que no es necesario escalar ningún punto, y salvo el ascenso cansado la ruta es relativamente sencilla.
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Si se tiene tiempo limitado, o la forma física no lo permite, lo más fácil es coger el atajo: hay 3 teleféricos que llevan desde el parking del autobús directamente a la cima. Con esto nos ahorramos un buen tiempo y la caminata inicial, pudiendo reservar fuerzas para andar por las cimas. Es desde ésta parte desde donde se puede acceder a los distintos picos, y se puede dedicar más de 6 horas a ir desde el teleférico este al oeste. Esta zona es muy turística, y si e visita en temporada alta es normal encontrarse con cientos de grupos de chinos, haciendo que incluso andar sea complicado, por lo que salir a las rutas menos transitadas es una buena idea.
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Algunas de las paradas que merece la pena hacer son: el pico del león, el pico del loto, o la hanging stone (la piedra colgante).
Datos:
– Tren o avión hasta Huangshan
– Minibus a Tangkou – 15RMB
– Guesthouse en Tangkou – 80RMB (o incluso más barato)
– Entrada a las cascadas – 70 RMB
– Entrada a las montañas – 110 RMB (o la mitad si eres estudiante)
– Teleférico – 80 RMB por trayecto.
(Nota, en cuanto la conexión a internet mejore, subiremos más fotos de Huangshan y actualizaremos el artículo).