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Viajar se ha convertido en el remedio chino e infalible para todos los males que existen. Nos hemos encontrado con decenas de viajeros que han salido de su país echando pestes, queriendo escapar y deseando salir de la mediocridad. Y lo cierto es que nuestro caso tampoco fue muy distinto. Me explico: Alguien está cansado de trabajar, para si mismo o para otros, de aguantar un tipo de sociedad consumista, muy individualista, que solo piensa en si mismo, y piensa que la solución está ahí fuera. Normalmente en las culturas del este, que aparentemente tienen un karma más balanceado.
Nos dejamos llevar por fotografías e historias de viajeros, y entonces tomamos la decisión. Nos vamos de viaje sin billete de vuelta. De repente somos los hipppies de nuestra sociedad. “Outcasts” que dirían en inglés, y nuestro circulo de amigos y familiares nos proyectan una mezcla de envidia y apoyo. ¿Qué hay en otros países que no haya aquí? ¿Por qué te tienes que ir? ¡Qué valor! ¿Sería yo capaz de hacer lo mismo?
Después de varios meses viajando, sobre todo si es en países muy distintos al nuestro, vemos que todo es perfecto. La cultura de dónde viajamos es mucho mejor que la nuestra, y sus gentes han sabido crecer personal y profesionalmente más que nosotros. De repente empezamos a vivir en un halo de perfección, que si bien se ve contaminado por las pequeñas cosas del viaje que no nos gustan (robos, diarreas, shocks culturales, regatear para todo…), nos transporta a un mundo en el que acabamos pensando:
“Todo el que no viaja, se está perdiendo el mundo perfecto”
En ocasiones, esto puede acabar siendo incluso un insulto a los que se quedan “en casa”. ¿Qué habrá descubierto esta gente que es tan perfecto? ¿Qué cultura tan ideal es la que permite todas estas bonanzas que nuestros amigos predican, a la vez que mantener un estilo de vida decente?
En realidad, la respuesta es “ninguna”. No son pocas las personas que en Asia, desean vivir en Europa, y al revés. Cuantos más viajeros conozco, más países visito, y más locales entiendo, más me doy cuenta que el problema del viajero, es que toma la opción fácil, que es salir a viajar. ¿Cómo? ¿La opción fácil? ¿Dónde está lo fácil en vender todo y salir varios años sin rumbo y sin destino simplemente para conocer mundo?
Precisamente, al hacer esto estamos pretendiendo que las respuestas vengan por si solas. Entendemos que por el mero hecho de cambiar de aires nos descubriremos a nosotros mismos y conoceremos otro estilo de vida que se adapte más a nosotros. La opción difícil es ser capaz de cambiarse a si mismo en un entorno local, en nuestra propia ciudad, con la gente que tenemos alrededor o con las responsabilidades que tenemos ya sean estas hipotecas, familia, hijos, un negocio, etc.
Déjenme entonces soltar una lanza por nuestra tierra (la de cualquiera), y hacer ver que lo que importa no es el hecho de irse o no (Que irse es importante), sino ser capaz de coger lo mejor de cada cultura y aplicárselo a uno mismo. Ahora que estamos asentados en Barcelona, hay gente que nos pregunta. ¿Cómo sois capaces de volver al mundo capitalista y frenético de la ciudad? Y respondemos que, en realidad, ¡no nos disgusta!
Por supuesto vivir en España ahora mismo tiene muchas cosas negativas, pero también tiene muchas positivas, exactamente igual que cualquier destino sobre el que hemos hablado aquí. Una vida más ajetreada, quizá, pero mucha más seguridad en muchas cosas, estabilidad, conocimiento del entorno y cercanía de las personas que quieres. Y todos los elementos negativos se pueden contrarrestar con técnicas aprendidas durante el viaje. Las técnicas están ahí y nuestra personalidad también. Aquí tenemos la oportunidad de motivar, enseñar y compartir nuestras experiencias para al menos, mejorar un poco nuestra sociedad en la medida de nuestras posibilidades. Y esto es al fin y al cabo, el objetivo que se encontraba de fondo de nuestro manifiesto cuando iniciamos nuestro viaje.
¿Será el último viaje? Probablemente no, queda mucha tierra por recorrer y muchas experiencias por compartir. Pero por ahora, nos quedamos en Barcelona. Viajar NO es el remedio infalible para todo ni los remedios orientales son la solución siempre. La respuesta no está ahí fuera, sino ahí dentro (de ti), y lo verdaderamente difícil es hacer que ese cambio ocurra sin catalizadores externos, tu solo, con tus dos pelotas.
¿Listo para el reto?
No puedo estar mas de acuerdo. Mucho chulo el blog por cierto