En el momento en el que escribo esto, tenemos cinco años de experiencia viajando con niños pequeños. Y 3 viajando con dos niñas pequeñas. Si bien no es mucho, lo cierto es que uno no suele acumular demasiados años viajando con niños pequeños de determinadas edades, aumentándolos únicamente teniendo más descendencia.
Lo que si que puede hacer uno es viajar mucho y acumular experiencias. Viajar todo lo que se pueda. Viajar hasta la saciedad. No solo porque mola, (y a nosotros nos encanta). Sino porque está demostrado que los viajes aumentan el desarrollo intelectual de los niños pequeños (https://www.telegraph.co.uk/travel/family-holidays/the-science-behind-how-holidays-make-your-child-happier-and-smarter/). Pero si esta razón no es suficiente, pensad simplemente en eso que normalmente en una vida habitual de trabajo no se puede conseguir. Disfrutar 24/7 de vuestros hijos, ayudarles a desarrollarse y vivir estas experiencias con ellos de continuo.
Esta es una de las razones por las que iniciamos este viaje. Pero en cualquier caso ya antes habíamos recorrido bastante. Mara va por su tercer pasaporte y lleva aproximadamente unas 3 vueltas al mundo entre vuelos transoceánicos y demás. Solo le falta un continente para visitar, y montar en avión para ella ya es como ir en autobús (vamos, como para sus padres). Susana va por el mismo camino, aunque tendremos que repetir algunos de los destinos que hicimos cuando aun no había nacido y estaba solo Mara.
En fin, que todos estos viajes nos han permitido ir de viajeros experimentados a completos novatos en el arte de viajar. Porque moverse por el mundo con bebés, y después niños pequeños no es una cosa fácil, y uno tiene que modificar varios de sus hábitos de la misma manera que en el resto de las cosas de la vida cuando uno se hace padre. ¡Pero no por ello vamos a dejar de recorrer el mundo!
De la misma manera no es lo mismo viajar cuando aún son lactantes, tienen pañales o usan chupete, a cuando han dejado parte de eso pero aún no son independientes, a la fase para nosotros más bonita: cuando empiezan a desarrollar su independencia y su curiosidad hace que el mundo se convierta en la mejor pizarra de escuela. Cada fase tiene sus necesidades y trucos. Aquí os dejamos una lista de pequeños trucos que nos funcionan a nosotros:
- Tablets o ipads cargados de sus películas y series favoritas. Así como de aplicaciones y juegos divertidos y didácticos. Tanto para aviones, como para viajes largos en coche o autobús. Y también para cuando necesitas diez minutos tranquilo para responder un email o simplemente escribir un artículo en el blog. Los padres también necesitamos un ratito de paz de vez en cuando. Y una cosa que yo era escéptico al principio: Un par de cascos tamaño infantil. Que puedan ver películas, con volumen controlado y sin molestar a nadie es un auténtico punto.
- Un pendrive cargado de las mismas películas. Un cable HDMI con conector para tu portátil o tablet. En hoteles, hostales, o casas de amigos, nos podemos encontrar televisores que pueden hacer las funciones de entretenerlos, pero lo ideal es con el material que nosotros queremos.
- Libretas y un pequeño estuche con pinturas y bolígrafos. Intentamos reforzar lo que han visto, vivido o aprendido con el dibujo. Pedimos a Mara y a Susana que dibujen, como ellas quieran, aquello que más les ha gustado ese día. Ya sea un tucan o un glaciar bajando por un valle entre montañas.
- Planifica tiempo “vacío”, quita del plan la mitad de las cosas que intentarás hacer, y aun asi, asume que todavía te faltarán cosas. La velocidad es distinta. Si pasas por un parque (y te recomiendo buscar pasar por un parque) deberás parar aunque sea media hora para que jueguen, y su velocidad de andar va a ser muy distinta a la tuya.
- Aunque no lo parezca, los niños son más flexibles que tu para muchas cosas. Pero para otras lo son menos. Tienen sus horarios de comidas y de dormir, y cuando no los cumples… tendrás problemas (vale, esto es exactamente igual que en casa). Pero con la incertidumbre del viaje esto se multiplica. Si tu estás cansado después de andar durante el día entero bajo el sol, imagínate ellas. Tu tienes un objetivo concreto para hacerlo pero ellas no necesariamente lo van a compartir. Lo cual me lleva al siguiente punto:
- Es probable que ellas tengan intereses distintos a los tuyos. Depende de la edad, pero hay cosas que seguramente no disfruten de la misma manera. Nosotros organizamos “planes de niñas” y “planes de papas” y hacemos un balance. (Y por supuesto planes para todos!). Pasar la tarde en una piscina nos puede divertir a todos, pero es un plan de niñas (y de vez en cuando hace falta!). Visitar un museo donde explican los orígenes de las tribus locales… bueno, es un plan de papas. Por supuesto se puede intentar hacer ameno, convertirlo en un juego e interesarlas. Pero despues… tocará ir a un parque. No importa la edad de tus hijas/os. Planifica con ellos, explícales lo que quieres ver tu y dales opciones para que ellas elijan también. Son parte del viaje y tienen que poder decidir!
- Aprovecha el aprendizaje. El viaje es un aprendizaje continuo y el mundo es la pizarra. En nuestros artículos hablamos a menudo de cómo hacemos “worldschooling” y educamos a nuestras hijas segun nos movemos. Esto significa poder explicar sobre la naturaleza que vemos en un trekking, sobre las personas mientras conocemos una tribu indígena, o sobre el dinero cuando cambiamos moneda al cambiar de país. Pero también significa visitar museos, planetarios y otros parques educativos siempre que se de la oportunidad.
- Los básicos: Snacks, agua y pañuelos o toallitas húmedas. Nunca sabes cuándo les dará el hambre, o tendrás una emergencia. Tu puedes aguantar el hambre, la sed o el pis. Pero ellas no tan bien. Y no todos los baños que vas a encontrar (si encuentras!) son salubres o tienen las necesidades básicas.
- En general nosotros viajamos en nuestra furgoneta. Sin embargo en ocasiones la dejamos aparcada y nos movemos en avión. Para esa logística es imprescindible poder moverse con las dos manos libres. Es decir, todo lo que lleves se debe poder cargar a la espalda y / o hombros de los padres. Sobre todo si hay riesgo de que sea un traslado nocturno. Tus brazos deben estar libres para cargar a las criaturas. (No sería la primera vez que Laura y yo acabamos cargando todo a la espalda y cada uno de nosotros llevando en brazos a una de las niñas).
- Datos y crédito en el móvil. Nuestros días de mochileros caóticos donde no nos importaba caer muertos pasaron hace mucho tiempo. El teléfono con datos nos permite reservar alojamiento o ver dónde hay un supermercado o cualquier otra cosa banal de este estilo, pero con el criterio de llevar a las niñas encima.
Y a partir de ahí la mejor manera es empoderarles para que ellos mismos sean propietarios del viaje. Desde planificar los siguientes destinos hasta pagar la cuenta en un restaurante (con nuestro dinero, pero que ellas pidan la cuenta y entreguen los billetes). Que hagan las fotos o miren donde estamos en el mapa. Cada una de ellas con su edad llega hasta donde puede y le interesa, pero la posibilidad la tienen ahi.
Estos tips son los que nos funcionan a nosotros con niñas de 3 y 5 años. No necesariamente tienen que funcionar para cualquier otra familia y por supuesto irán cambiando según vayan creciendo. Cuando hagamos la siguiente vuelta al mundo, ¡escribiremos una actualización de este artículo!