Los antiguos polinésicos, expertos en la navegación a base de la observación de las estrellas, las corrientes, los vientos y los animales, tenían una antigua leyenda que les ayudó a colonizar el mayor de nuestros océanos, el océano Pacífico.
Muchos creen que provienen de la isla de Taiwan, otros piensan que de otras partes de Asia. Pero lo que está claro es que durante cientos de años dominaron las islas y aguas comprendidas entre Hawaii, Nueva Zelanda y Rapa Nui. Miles de islas eran el dominio de los polinésicos que en sus dobles canoas eran capaces de encontrar un islote en el medio de la nada.
En el medio de ese triágulo – decían – se encontraba un pulpo gigantesco, cuyos tentáculos kilométricos formaba las islas y creaba las corrientes que los polinésicos surcaban con sus botes de madera.
Estas tradiciones ancestrales de navegación, pesca y del respeto hacia el mar son parte del patrimonio Rapa Nui, quienes recientemente lo han plasmado en el cuento infantil “Kahi e Koro”. La narración se desarrolla en las montañas submarinas cercanas a Pascua y narra la vida de una atún anciana de nombre “Kahi ave ave”, que ha recorrido todos los océanos del mundo y siente la obligación de enseñar su sabiduría a atunes pequeños. En paralelo, un Koro pescador de nombre “Taŋata Terevaka”, también siente el deber de transmitir su conocimiento a los más jóvenes y les enseña la pesca antigua del atún y sus tradiciones.
Este respeto hacia el mar y en particular la leyenda del pulpo gigante es lo que ha servido de inspiración a Mariana Moreno para lanzar un mensaje al mundo sobre el problema que muchas islas como Rapa Nui sufren hoy en día con la basura. Si los polinésicos navegaran como lo hacían antes, hoy se encontrarían en el medio del Pacífico con una inmensa isla formada por plástico y basura, y una buena parte de estos deshechos acaba en las islas perjudicando a sus habitantes y su ecosistema.
Este pulpo gigante que ha llevado bien bien 2 años de trabajo, está hecho exclusivamente con materiales de desecho que llegan a la playa. Mariana nos lo cuenta en este vídeo.