17 horas de vuelo, Shanghai a Moscú, y de Moscú a Barcelona. Este último tramo se hizo especialmente extraño, curiosamente había una gran densidad de gente hablando en español alrededor, incluso en catalán! De alguna forma esto se hacía extraño.
Pasaporte en mano, toca pasar por seguridad. Son las 11 de la noche y un policía nacional me pide el pasaporte. Tras una revisión de 5 segundos dice “Bienvenido de nuevo”. Casi se me saltan las lágrimas.
Volver a casa después de tanto tiempo fuera, es una sensación que merece la pena vivir alguna vez en la vida.
(Post escrito inicialmente el 25 de agosto).