Visitar la antigua ciudad de Angkor es como viajar más de 800 años al pasado, y a la vez contemplar cómo el poder de la naturaleza acaba siempre siendo superior al de los hombres, sin importar cómo de grande sea su imperio.
A menos de 10 kilómetros de Siemp Reap, la segunda ciudad más importante de Cambodia, se encuentra el complejo de Angkor, cuyo templo más importante da nombre al recinto que en realidad se extiende muchos kilómetros a la redonda, ciudad donde se calcula una vez vivieron más de 1 millone de personas, convirtiéndola en la ciudad preindustrial más grande de la historia.
El imperio Khmer era importante en aquel entonces. Durante más de 300 años (desde aproximadamente el siglo IX al XII) reinaron por la parte del suréste asiático que hoy conocemos como Cambodia, parte de Laos y gran parte de Vietnam, teniendo su centro de operaciones en la mencionada región de Angkor, a las orillas del río Siem Reap. ¿La clave de su civilización? Una vez más, el control de los recursos naturales, concretamente del agua.
A lo largo de todo su imperio, construyeron canales y pantanos artificiales que regaban plantaciones de arroz para alimentar a cientos de miles de personas, incluso los propios templos contaban con fosos que dejan los de los castillos europeos por los suelos (El propio foso de Angkor Wat tiene más de 150 metros de anchura, y sus lados son de 1,3 y 1,5 Km respectivamente).
La lista de templos para ver es innumerable, teniendo suficiente material como para estar entretenidos una semana. Sin embargo lo habitual suele ser dedicar tres días a recorrer todo el recinto, bien en tuktuk o en bicicleta.
Por supuesto, estamos hablando de una de las finalistas a las nuevas 7 maravillas del mundo moderno, por lo que turistas no van a faltar, así como niños cambodianos pidiendo limosna o intentando vendernos camisetas, pulseras o libros sobre el recinto, por tanto es mejor intentar evitar las aglomeraciones y aprovechar los templos más alejados a los que no llega todo el mundo.
En un primer día se puede conseguir visitar Angkor Wat al completo, el templo principal que da nombre a la región y única figura arquitectónica que aparece en la bandera de su país. Al cruzar el foso no parece demasiado grande, pero una vez se atraviesa la primera puerta se puede contemplar la grandeza de la construcción. 5 torres erigidas sobre una estructura de tres pisos concéntricos que emulan una montaña y los océanos alrededor. Pasillos inacabables plagados de bajorelieves, y escaleras infinitas terriblemente inclinadas que simbolizan la dificultad para llegar al cielo.
Un kilómetro más al norte entramos en la ciudad de Angkor Thom (o la Gran Ciudad), con una superficie de 9km2. En su centro, el templo Bayon, famoso por las más de 200 caras, supuestamente budistas pero con un más que ligero parecido al rey Jayavarman VII. Visto por fuera, el templo no parece más que un montón de piedras, pero es al traspasar su foso y entrar cuando uno se da cuenta de su grandeza. En cualquier posición en la que nos encontremos, siempre habrá al menos 5 caras mirándonos, y perderse por sus tres niveles es más fácil de lo que parece.
Pero la cosa no acaba aquí (aunque probablemente si el primer día). Al este de la ciudad nos encontramos con otra colección de templos como Ta Keo o el también conocido e imprescindible en cualquier visita: Ta Prohm.
Este templo es reconocido por los árboles que se han ido tragando literalmente las construcciones y sus piedras, y también por haber sido escenario para la primera película de Tomb Raider, en la que Angelina Jolie se paseaba por sus muros.
Salvo Angkor Wat, todos los templos y construcciones de Angkor se habían dejado a la naturaleza, que poco a poco se fue comiendo lo que fue el glorioso imperio Khmer. Sin duda Ta Prohm es el templo en el que mejor se puede observar cómo esta naturaleza reclama su terreno.
Si tenemos más días y nos apetece llegar algo más lejos, podemos llegar hasta la región norte, cerca de donde nace el río Siemp Reap: Kobal Spien, también conocido como el río de los 1000 lingas. Los Camboyanos de entonces, vivían gracias al agua que manaba de este río, así que decidieron hacer tallas sobre la piedra en la base del río que representaban la fertilidad, junto con la masculinidad. Esto es, penes y vaginas junto a una cascada de lo más bonito.
En fin, que Angkor Wat es a todas luces la joya de la corona de Cambodia, y los 20$ que cuesta la entrada (40$ si compramos un pase de 3 días), merecen bastante la pena. Pasar por una de las puertas de arenisca de cualquiera de sus templos es como entrar en una máquina del tiempo y ver cómo una civilización de miles de personas consiguieron construir en tan solo 30 años algo que hoy a nosotros nos costaría mucho más.
Algunos trucos!
– Recorrer los templos en bicicleta no solo es más barato y limpio, sino que es un gran ejercicio. Todo el paisaje es precioso, por lo que merece la pena.
– Regatear por todo. Es cierto que para nosotros son “pocos dolares”, pero lo justo es eso, pagar el precio justo.
– Hay muchísimos niños en la calle, pidiendo limosna o vendiendo pulseras o libros. Evitad en la medida de lo posible darles limosna, ya que promueve que los sigan haciéndo.
Os dejamos unos videos muy interesantes que cuentan todo esto mucho mejor que nosotros!
Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
Y nuestra colección de fotos:
Bueno, por fin os decidis a poner alguna fotillo. No es que hayan sido muchas, pero…Bueno. supongo que colgareis alguna mas.
Los templos y el entorno, son sencillamente inpresionantes, y las fotos, en mi opinion, bastante mejores que las vistas en elguna publicacion del tipo Geo, National, etc.
A por mas!!!!!!!.
Gracias Alejandro! Más de la mitad del mérito, es de Laura, el otro cacho, mio.
Entre hoy y mañana subiremos otra buena tanda de fotos, no te preocupes :)